LA RELIGIÓN Y LA CIENCIA: ¿CUÁL GUÍA HACIA LA VERDAD AL MUNDO?

Muchas son las horas invertidas por grandes personalidades de la filosofía en búsqueda de las respuestas que necesitan para saciar sus múltiples inquietudes, en sus inicios podemos encontrar puntos de encuentro entre la religión y su explicación sobrenatural de las situaciones que vivía el ser humano, otorgando a un ser divino los destinos de la humanidad.

Podemos hablar de filósofos de la talla de Tales de Mileto o Anáximenes que intentaron comprender la naturaleza y al ser humano igual que la religión judia o cristiana. 

Más tarde durante la Ilustración surgen importantes filósofos que presentan argumentos contradictorios respecto a la visión cristiana de la edad media, incorporando el razonamiento en la adquisición del conocimiento. Tenemos a Kant y a Descartes, entre otros, con una clara tendencia racionalista, que encuentran en sus pensamientos nuevas formas de llegar al conocimiento y la verdad, a partir del razonamiento. También grandes exponentes cristianos como San Agustín o Martín Lutero, todos con ganas de encontrar la verdad

Esta evolución transcurrida en nuestra humanidad, nos ha permitido llegar a nuestra era, con un recorrido que nos permite afirmar que cada etapa tuvo su razón para llegar a las conclusión actual de que la verdad no es única, ni objetiva, por lo tanto no existe una disciplina única que pueda llegar a obtenerla por completo, la verdad es imposible de alcanzar tal cual es, solo nos aproximamos y complementamos visiones a través de las diferentes formas de conocerla.

Por tanto, la religión y la Ciencia, tantas veces en disputa, coinciden muchas veces en estar al servicio del poder económico y político para controlar la masa y apaciguar los ideales, utilizando a personas que si tenían interés real de encontrarla y santificarlos o ponerlos como ejemplo cuando en el fondo la cúpula aunque desde puntos de vistas distintos coinciden nuevamente en querer ocultarnos la verdad, porque si conociéramos la verdad, entonces seríamos libres.